Texto y fotos: Ramiro Aguilar Villamarín IG: @miro.a.villamarin
Una vez estuve perdido en medio de la selva, a varios kilómetros de distancia de la mitad inferior del río Conambo, cuyo cauce atraviesa gran parte de la extensión de la provincia de Pastaza. En aquel momento solo sabía que estaba más cerca de la frontera con Perú que de la ciudad de Puyo.
En medio de todo ese bosque, apenas distinguía los caminos, pero quienes me encontraron me dieron una lección de vida que todo el mundo debería aprender.
Este proyecto habla sobre Turikia, la comunidad más antigua de la nación Sápara. Esta nacionalidad indígena del Ecuador fue reconocida hace más de 20 años por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y hasta la fecha su territorio es libre de explotación petrolera.
Desde el 2012, el Estado ecuatoriano y empresas multinacionales han querido explotar el hidrocarburo de su suelo, poniendo en riesgo la forma de vida sápara y su selva.
Turikia (más conocida como Torimbo) está dentro del “bloque 83”, solo se puede acceder con avioneta o tras días de viaje en canoa.
Al igual que sucede con el resto de las 23 comunidades sápara, el acceso a derechos básicos, como la salud y la educación de calidad, es prácticamente nula. A pesar de esta realidad todos allí siguen habitando su selva y viviendo con ella, esta es su resistencia.
Conocí la comunidad en 2018 y hasta 2020 investigué sobre su memoria histórica. Desde la vez que me perdí en medio de su bosque, las y los sápara de Turikia me enseñaron que su historia está grabada en la selva, sus monumentos históricos son el mismo bosque; sus ancestros fueron quienes formaron y cuidaron todo el territorio.
Su forma de vivir se fundamenta en la comunicación que tienen con el bosque. A través de las visiones que tienen en sus sueños forman una sola sociedad diversa con todos los seres de la selva.
En la Amazonía todo grita, todo murmura, todo canta; nace o muere, todo sueña, todos tienen más de una naturaleza.
En Turikia aprendí que es posible hablar con el bosque si uno aprende a escucharlo. En la sencillez de la vida sápara yace su sabiduría y política: en el bosque, el silencio no existe.
Este proyecto fotográfico nació de la colaboración con la comunidad sápara ancestral de Torimbo, y fue uno de los resultados de la investigación que realicé gracias a la Beca de Posgrados Nacionales (2017) de la Senescyt y la Beca para Financiamiento de Tesis para Maestría (2018) que me otorgó Flacso sede Ecuador.
El proyecto es propiedad de la comunidad y su intención es dejar clara la necesidad de que la humanidad puede y debe empezar a tratar al planeta de una forma radicalmente diferente: como un gran y complejo bosque con el cual podemos comunicarnos y convivir de una manera más empática entre todos los seres vivos.