Fotos: Carlos Noriega IG: @c_noriega208
La Fundación Teatro Nacional Sucre presenta el 24 y 25 de mayo ‘La Cantata: 1822, la batalla que no termina’ , por el Bicentenario de la Batalla de Pichincha. La historia, dirigida por el dramaturgo Arístides Vargas se cuenta a partir de la gente común.
El ser humano comenzó su travesía con el error como bandera. Ya lo dijo Cioran en uno de sus potentes aforismos: «El hombre empezó con el pie izquierdo. El percance en el paraíso fue la primera consecuencia. Lo que sigue era obvio».
Este filósofo rumano también nos recuerda que lo verdaderamente importante es el principio y el desenlace. Lo que se hace y lo que se deshace, todo lo que esté en el ecuador de estos polos es únicamente el camino hacia el ser.
Mirar cómo se levanta una puesta en escena en el teatro es ver el error como la construcción del ser, ese que será la obra una vez que se ha presentado al público.
El ensayo es el camino: la repetición, las caídas, los silencios, las pausas, la prueba, la batuta que se detiene y pide corrección, en fin… los errores son los que permiten ensamblar una obra de la magnitud de ‘La Cantata: 1822, la batalla que no termina’.
Pero la práctica va más allá de ser un sistema que permite conocer el guión y las directrices. Sirve también para dar personalidad y emocionalidad a las escenas, ya que prepara al artista ante la posibilidad del fallo. Y cómo enfrenta este a la equivocación es lo que da determinado brillo a la muestra.
Ensayo para equivocarse
Se ensaya para acertar, pero también para equivocarse. Humanizar la técnica, cargarla de temperamento, es lo que conmoverá.
Montar un espectáculo multidisciplinario que abarca música, teatro, danza contemporánea y proyección multimedia, implica entender la energía de los diferentes lenguajes artísticos que confluyen en el acto, para transmitir las ideas e interpretaciones de los directores.
A decir del argentino Arístides Vargas, encargado de la dramaturgia y la puesta en escena de la obra, ‘La Cantata’ es la conmemoración de una idea de independencia que se generó hacia 1800 en toda América Latina, pero tuvo como epicentro a Quito con la Batalla de Pichincha.
Sin embargo, para el director de la obra, la misma idea de independencia es una cuenta pendiente pues se habla de ella en pasado, como una cuestión de historia, cuando se la debe abordar en presente, procurando en sociedad el bien común, la felicidad y la justicia social.
Es decir, y volviendo al pensamiento de Cioran, lo que verdaderamente importa es el principio y el desenlace.
Un ejercicio de memoria
‘La Cantata’, entonces, no es solo un producto artístico que tendrá cumbre en los aplausos del público cuando se la presente este martes 24 de mayo en la Plaza de San Francisco.
Es más un ejercicio de memoria que se puede analizar desde varias aristas, desde las posturas nacionalistas y patrióticas hasta las críticas al mismo concepto de patria, independencia y libertad.
El presente ensayo fotográfico descompone a la obra que intenta nacer y la presenta en diferentes fragmentos.
De esta forma, se busca que sea el propio espectador quien imagine cómo se amalgaman las diferencias, las notas, los vibratos, los músculos, las corporalidades y, por su puesto, los errores que dan vida al ser. (I)