Texto y Fotos: Marco López IG: marcolopezdp
Recuerdo el lejano 2011, decidí estudiar cine. No sabía nada al respecto, era un niño en la juguetería más cara del mundo, no tenía el bagaje adecuado como algunos compañeros, comencé desde cero sin saber nada, solo porque un día decidí que hacer cine era mi sueño. Mi primera clase de fotografía me cautivó hasta lo más profundo de mi ser.
Anonadado por las infinitas posibilidades que me otorgaba la luz, opté por aceptar todo tipo de prácticas en filmaciones estudiantiles de los cursos superiores. Aprendí mucho. Fueron tres años de grabar hasta el cansancio, mi padre me compró mi primera y hasta la fecha única cámara una Canon 7D. Recuerdo haberla comprado por la película ‘Pescador’ de Sebastián Cordero. Era el único nombre que me parecía conocido dentro del cine ecuatoriano. Tuve la oportunidad de hacerle algunas preguntas para un deber de un gran profesor: Armando Salazar; cámara e iluminación, creo que así se llamaba su cátedra, relajado con el cabello largo y un ojo que envidio mucho, me atrapó aún más pensar en el movimiento dentro de la puesta en escena y cómo esta interactúa con la cámara en una danza infinita que muy pocos pueden ver.
¿Qué es la memoria y por qué es involuntaria? Los recuerdos están conectados tan fuertemente a las vivencias cotidianas que es imposible ser selectivo en qué recordar, como en un sueño, nunca tienes el control y toma tiempo despertar. Si me preguntas cuál fue mi primera fotografía sería imposible decirlo. No lo recuerdo, solo sé que fue análoga y que los negativos están en alguna bodega. Para mí fue muy importante aprender de esta manera antes que el digital, me dio paciencia y perfeccionismo en mi técnica, algo que la inmediatez de lo digital no lo permite.
Más de 10 años como un artesano de la imagen, termino acuñado durante alguna filmación de cine con los colegas, me han dicho mucho que vivo en la sub exposición y no se equivocan. Es un estilo marcado presente en la imagen que remito, el alto contraste, la fotografía es más que hacer un ‘high key’, es importante lo que mostramos como lo que escondemos con las sombras. La clave para mí es el registro documental, retratar la realidad lo más fiel posible. La belleza yace en los pequeños momentos cuando nadie nos observa, cuando le dices a alguien que les vas a tomar una foto ellos cambian y performan su modo de ser. Por eso prefiero mucho la naturalidad y el realismo, nada se repite dos veces y eso es lo que más me marca como artista.
La obra ‘Década’ que pueden observar son frames de seis momentos muy marcados, dos sesiones de retrato con amigas, el viaje a China que definitivamente me cambió por completo, la protesta social de octubre 2019, una fotografía en cobertura de un festival de música y algunas varias en locaciones de la ciudad de Quito.
Nunca se termina de revelar una imagen, siempre es posible llegar a otra sensación por eso siempre disparo en RAW para poder llegar a este estilo subexpuesto por el procesamiento al que se somete a la imagen dentro del programa de edición.
Se trata del cuidado que viene de los chinos, esa fue el concepto que me quedó luego de mi viaje en el 2018. Lo repasé unas mil veces en mi cabeza. Me lo comentó uno de los estudiantes encargados del programa de intercambio mientras fumábamos un tabaco en los baños de la sala de edición que nos proporcionó la Universidad Normal de Beijing. Vivía el sueño, estaba en otro mundo por así decirlo, un paso más para cumplir mis objetivos, Beijing es 10 veces la ciudad de Quito. Asistimos al Red Brick Art Museum. Todo giraba alrededor de obras del estudio Olafur Eliasson. Nunca había visto algo así; me impactó y lo utilicé como material de archivo para mi documental. Me acompañó mi productor Su Yang y una amiga de él; no recuerdo su nombre espero en algún sueño poder hacerlo. Me llena con orgullo el proyecto que realicé, pero estoy casi seguro que lo pude hacer mejor.
La memoria involuntaria se basa en la identificación, cuanto más se está familiarizado con el evento, mejor funciona. Esta es útil cuando solo podemos enfrentar la situación en nuestra imaginación. Recordar los nombres de personas y lugares también es memoria involuntaria. Es solo que las cosas asociadas con nuestras experiencias se recuerdan automáticamente cuando no tenemos que esforzarnos para hacerlo, cuando uno es mentalmente consciente de la situación pero no puede resolverla, porque identificamos la emoción con la situación, pero no puede resolverla, porque identificamos la emoción con la situación y es ahí donde ‘Década’ toma sentido en retratar lo que muy pocos quieren observar.