Objetos como testigos de la memoria

Patricio Teran

Autor: Patricio Teran

Patricio Xavier Terán Argüello, nació el 4 de Enero de 1972, Fotógrafo profesional desde 1993. Egresado de la carrera de Diseño Publicitario del Instituto Latinoamericano, estudió fotografía en la Alianza Francesa de Quito y cursó los primeros años de Periodismo en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador. En sus inicios trabajó como laboratorista en Diario Hoy, posteriormente fue fotógrafo y Editor encargado de la revista Domingo editada por dicho Periódico. En 1995 realizó una exposición colectiva en la Universidad Católica de Quito con fotografías del Conflicto armado entre Ecuador y Perú auspiciada por Diario Hoy. Ese mismo año ganaría el concurso Nacional de Fotografía Símbolos de Libertad a la mejor fotografía de prensa. A partir de Febrero de 1996 entra a Diario El Comercio como fotógrafo de Estudio y productos fríos, para luego de año y medio pasar al staff de reporteros gráficos. En 1998 obtiene un segundo lugar y una mención en el Primer concurso de fotografía organizado por el Ejército ecuatoriano. Para el año 2003 realiza una nueva exposición colectiva denominada “TRAS LA QUINTA ESENCIA” en el Centro Cultural Metropolitano de la capital con fotografías realizadas en un taller dictado por el afamado fotógrafo Ernesto Bazán. Entre sus trabajos preferidos están los deportes, fotografías de volcanes, gente, temas políticos y sociales, etc. Ha participado con sus fotografías en ediciones de libros tales como “Bitácora” (libro de turismo, 2001, editado por El Comercio), y “Ecuador frente al vértigo fatal” (editado en la caída del gobierno de Bucarám). La gente en Imágenes (2006), Latitud Verde (2007) y La vida es Juego (2008). Sendos libros publicados con las mejores fotos del grupo de fotoperiodistas de dicho diario. En el 2004 obtuvo el segundo lugar en el XIV Concurso de Periodismo Escrito y Gráfico Jorge Mantilla con el trabajo “Rescate del avión de Saeta” en la categoría de Reportaje Gráfico. Tuvo Una mención de honor en el 2007 en el concurso de fotografía Jorge Mantilla. También ha realizado viajes a países como Perú, México, Guatemala, Alemania, Brasil, entre otros para hacer coberturas y pasantías como mérito por su desempeño como fotógrafo en diario el Comercio.

El aluvión que trastocó con violencia la vida de los pobladores de La Comuna y La Gasca, dos barrios del centro-norte de Quito, dejó varias cosas sepultadas entre el lodo y los escombros
Aluvion en La Gasca , desstres naturales
Aluvion La Gasca y La Comuna, limpieza de calles y casas
Aluvion La COmuna y La Gasca
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Fotos: Patricio Terán @patricioteran Textos: Gabriel Flores

 E l pasado lunes 31 de enero, el lodo cubrió todo: casas, carros, calles, veredas, parques… y cuerpos. El aluvión que sorprendió a los moradores de La Comuna y de La Gasca se llevó con violencia lo que encontró a su paso. Horas más tarde, en medio del lodazal y los escombros, comenzaron a aparecer objetos que antes de esta tragedia tenían un lugar, un uso y con seguridad un dueño.

 Entre estos asomaron zapatos, ropas, peluches, juguetes, pelotas de fútbol, imágenes religiosas, adornos de casa, enseres de cocina, mochilas, bicicletas, llantas y hasta autos; objetos abandonados a la fuerza, pero que al ser capturados por el lente de una cámara fotográfica se convierten en soportes del recuerdo.

La memoria individual y colectiva es frágil; entre muchas otras cosas ha olvidado el aluvión de 1975; un hecho que solo volvió al presente gracias a un par de instantáneas en blanco y negro que circularon por redes sociales.

A criterio del historiador Jean-Pierre Rioux, la memoria es un término que involucra recuerdos y olvidos, emociones y saberes y que, por lo tanto, acompaña a las personas durante su existencia. «En la memoria -dice- convergen términos como identidad, recuerdo, olvido, tiempo y espacio». Elementos que dan una fuerte carga simbólica a los objetos.

¿Quién jugaba con ese osito de peluche bañado en lodo?, ¿qué pies patearon esa pelota de fútbol antes de que se desinflara?, ¿quién corría detrás de esa bicicleta maltrecha por las calles de La Comuna?, o ¿quién calzaba ese zapato negro?

Quizás haya personas que todavía estén buscando esos objetos por las calles llenas de lodo; que lo hagan no por el valor económico sino por el valor afectivo que tienen; porque les recuerda un momento importante de sus vidas, o a una persona en particular, o un sueño que quedó trunco luego de que el lodo se llevara todo.

Entonces, cabe pensar en los objetos como testigos que dialogan con el pasado, el presente y el futuro; y que, como consecuencia del aluvión, cobraron nuevas significaciones, como asegura Ana María Guasch, «a medida que las personas reinterpretan el pasado, van construyendo poco a poco infinitas narraciones del mismo».

Con ese mismo lodo del aluvión, alguien escribió en una pared «La tierra reclama su lugar», un mensaje que también puede leerse como advertencia de la poca importancia que la sociedad presta a temas como el calentamiento climático.

Emmet Gowin escribió que la fotografía es una herramienta para tratar las cosas que todos conocen, pero en las que nadie presta atención. Quizás estos objetos rescatados del lodo permitan fijar la mirada en lo realmente importante.